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jueves, 30 de noviembre de 2017

FRAGMENTOS. George Steiner. (2016) Siruela, Madrid.

Acabo de terminar este libro y he de confesar que me ha encantado. Son una serie de reflexiones que hace el autor tomando como referencia un imaginario documento de Epicarnio de Grana. El pergamino encontrado está en mal estado y sólo se pueden leer frases sueltas. Steiner, aprovechando esas frases (Cuando el rayo habla, dice oscuridad. Amistad, homicida del amor. Hay leones, hay ratones. El mal es.Canta dinero a la diosa. Desmiente al Olimpo si puedes.¿Por qué lloro cuando canta Arión? Amiga muerte) va desgranando su visión sobre toda una serie de asuntos vitales.

Como ejemplo, he aquí un trozo correspondiente al último fragmento: Amiga muerte.
"Pero el remedio está al alcance. El suicidio encarga, respalda la libertad. No elegimos nuestro nacimiento. Peo podemos reclamar la autonomía de nuestro ser, de nuestra “autoposesión” –un término definitivo- al elegir la manera y el momento de nuestra muerte. La geriatría, remanente de teologías obsoletas, busca privarnos de esta libertad fundamental. ¿Hay algo más cruel, más éticamente reproblable que el dictado que mantiene vi o a quien está mentalmente extinguido, al paralítico, a quienes son alimentados mediante tubos? ¿Qué tiranía hay más obscena que la que prohíbe liberar al que se encuentra en coma, a quienes están encarcelados por la inmovilidad, a los muertos vivientes conectados a un respirador artificial, vaciando sus intestinos bajo licencia química? Está en juego más que la dignidad. Es nuestra humanidad esencial. A la larga, comprender esto significa ganar terreno. Los derechos estoicos, epicúreos, a la libertad de la muerte elegida están volviendo. El acceso a la muerte asistida ahora oscila de la representación real a una multitud de disertaciones clínicas en cubiertas. La institución médica muestra signos de un incómodo sentido común. Sin embargo, aún está por venir una revolución social y legal más radical. Solo entonces nuestra conciencia, nuestro espíritu, podrá “liberarse a los elementos”.
Sólo entonces, para usar los términos de Epicarpio, la muerte en verdad se volverá una amiga, una invitada de honor incluso al rayar el alba."

Como se puede ver, el tema de este fragmento va relacionado con la muerte y con la posibilidad de elección de la manera de morir. Al ponerlo, he recordado que hace ya algún tiempo publiqué un artículo sobre este tema: "Morir con dignidad".

Para finalizar, he aquí otra reflexión que Steiner hace acerca de la amistad, dentro del fragmento titulado: Amistad, homicida del amor.
"En la infancia pueden darse incontenibles amistades de la más grande efusión. La fidelidad inquebrantable marca la adolescencia. Se intercambian claves, se inventan idiomas secretos, se establecen rituales de confianza. Las intimidades contra mundum se vuelven más vitales que cualquier rutina familiar. La pubertad es el mayo y el junio de la amistad. Como se decía antes, el corazón, la mente y la sexualidad que aflora se "estrujan" con una necesidad mutua; con recíprocas lealtades, intimidades simbióticas de tal intensidad que pueden llevar al suicidio. El caleidoscopio de la amistad adulta es diverso. Pasa por encima de ideologías, barreras étnicas, largas separaciones. Homero y Virgilio sabían que la philia es indispensable para la sinrazón sacrificial del combate; para la solidaridad entre hombres armados que se enfrentan a la muerte, Hay algo de acre verdad en el escarnio de La Rochefoucauld cuando declara que el infortunio de un amigo no nos causa absoluta infelicidad, sino una pizca apenas de regocijo. El amigo verdadero se vanagloria por los laureles del otro. La amistad de los viejos tiene su propio encanto distintivo. Acepta las generosidades del recuerdo, las ironías que hacen tolerables las debilidades. Los viejos amigos se sientan en un banco del parque a olfatear el aire para captar el aroma a muerte y compartir las pavorosas pasiones del vacío. Para que el diálogo no acabe, el que sobrevive continúa hablando solo. Las salas de geriatría o las escenas nocturnas en las casas con ancianos están repletas de esos murmullos, como la "última cinta" de Beckett. Incluso al final, la amistad es el enigma de la gracia que le es permitida al hombre (caído)."

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