Empecé a leerla y me costaba dejarla. Si hubiese dispuesto de tiempo, la hubiese terminado de una sentada. Y eso que es una historia terrible, o quizás por eso, porque uno espera que de un momento a otro brille un rayo de esperanza.
La novela se localiza en la margen izquierda de Bilbao, en la década de los años noventa. Un entorno en donde se mezclan, entre otras cosas, la droga y el terrorismo de ETA con toda su parafernalia. Los protagonistas son los miembros de una familia que ven sus vidas atravesadas por esas lacras, a la que hay que añadir la violencia de género. Amaia, la pequeña de cuatro hermanos, nos narra su vivencia de todo lo acaecido en su familia desde su sufrimiento a través de una mirada de niña y adolescente.
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